Nuestra Fundadora

El consejo de Santiago de Cali el 2 de diciembre de 2019 hace el reconocimiento público otorgando en grado CRUZ DE ORO a nuestra fundadora por su trayectoria, dedicación, trabajo social y educativo.
La Tía Nora, como cariñosamente era llamada por todos quienes la conocían, nació el 3 de abril de 1942 en Ibagué, Tolima, pero su educación básica y media tuvo lugar en la ciudad de Bogotá, en los colegios María Auxiliadora y La Presentación de Sans Façon, respectivamente. Durante el siguiente quinquenio dio sus primeros pasos en la docencia en Instituciones Educativas de la capital como La Presentación Sans Façon (1962), de la que egresó, y el Colegio José Joaquín Castro Martínez (1964-1965).
Durante la segunda mitad de la década de 1960, Tía Nora trabajó en el colegio La Presentación El Aguacatal en la ciudad de Cali, dictando los cursos de Pre-Kinder y Kinder. Con la experiencia adquirida y con grandes sueños y ambiciones, fundó en 1970 el Jardín Tía Nora. Durante esta década, Tía Nora se dedicó a hacer crecer el jardín mientras iba perfilándose como educadora; asistió a múltiples cursos y seminarios sobre educación preescolar, educación especializada y evaluación de psicomotricidad, dictados por distintas entidades entre las que destacan: el Ministerio de Educación Nacional, la Secretaría de Educación Departamental del Valle del Cauca, la Universidad del Valle, la Universidad Complutense de Madrid, el Instituto Calanzans de Madrid, el Centro de Audición y Lenguaje de México, el Departamento de Educación de Santiago de Cali y el club de Leones Centro de Psicología Aplicada de Palmira.

En 1981 obtiene el título de educadora preescolar del Centro Universitario de Administración CENDA, y durante los años siguientes continuó asistiendo a cursos y talleres: ‘Medios audiovisuales en el Jardín’, ‘Enseñanza de la matemática en preescolar’ ‘Aprendizaje piagetano’, ‘Iniciación musical en preescolar’ ‘Expresividad motriz’ ‘Renovación curricular’, por mencionar algunos, cada nuevo aprendizaje era aplicado al jardín que crecía a un muy buen ritmo. Sin embargo, estos años se destacaron por las frecuentes participaciones que tuvo en congresos y simposios de educación inicial como el II Seminario Interamericano sobre ‘Disfunción cerebral mínima y trastornos de aprendizaje del Centro de Orientación para el Aprendizaje Lauretta Bender, el Congreso de educación preescolar de la Gobernación del Valle del Cauca, el Congreso Nacional de educación preescolar en sus versiones II, III y IV, y el l Encuentro Latinoamericano del Nivel Inicial de la UNADENI Asociación de Educadores del Nivel Inicial de Argentina.
El 16 de mayo de 1983 la Gobernación del Valle del Cauca concede la licencia de iniciación de labores al entonces Colegio Tía Nora para que se dicten los cursos correspondientes a la escuela primaria. A petición de los estudiantes el nombre del colegio fue cambiado por el de Liceo Los Alpes.


En la siguiente década, Tía Nora continuó afinando sus habilidades para la educación en diferentes niveles en diversidad de cursos, talleres, encuentros, congresos, seminarios y simposios de la mano de Fenarcop – Federación Nacional de Rectores de Colegios Privados, la Universidad San Buenaventura, la Universidad Santiago de Cali, la Asociación Colombiana de Recreación, la Asociación de Fonoaudiología del Valle, el Colegio Juanambú, el Colegio San Luis Gonzaga, la Red colombiana para la renovación y formación docente, el Instituto FES, entre otros.
Después de su deceso a inicios del año 2021, la comunidad liceísta la recuerda como alguien dulce, detallista y cariñosa, pero también como alguien rigurosamente trabajadora y dedicada, que se exigía al máximo para brindar lo mejor de sí y del colegio a cada uno de los estudiantes que pasaron por sus aulas. Nancy Potes, Coordinadora del Jardín Tía Nora y docente de esta institución hace más de 30 años cuenta que su relación con Tía Nora fue buena desde un inicio. “Recuerdo de ella su generosidad, era una persona muy muy generosa, ella veía la necesidad en la gente y ahí estaba pendiente para prestar su ayuda, para apoyar, para que esas personas salieran adelante; a ella le gustaba mucho que la gente surgiera y consiguieran sus cosas, ella veía alguien que tenía ese empeño por progresar y ella le ayudaba (…) Yo soy maestra Tía Nora, aprendí al lado de ella esa disciplina, ese cumplimiento, ese amor; ella era modelo, ejemplo de esa perseverancia y tenacidad”.

Faryd Gómez, quien se vinculó como portero en el 96 y quien ahora desempeña labores varias como el mantenimiento de la institución y posibilitador de sus espacios y eventos, describe a Tía Nora como una señora, en parte, estricta. “Estricta porque le gustaba que todo saliera y funcionara bien, le gustaba que todo fuera bien hecho, una persona muy correcta y bien puesta por su empresa. La verdad, yo la recuerdo mucho porque la Tía Nora me ayudó muchísimo muchísimo, muy buena persona, muy humanitaria, ante cualquier problema ahí estaba ella”.
Luego del sensible fallecimiento de la Tía Nora los mensajes de gratitud y admiración por su labor no se hicieron esperar.
La Tía Nora, como cariñosamente era llamada por todos.
La licenciada Nora Saavedra de Rubio fue durante toda su vida una personalidad sobresaliente en la ciudad de Cali. Con seguridad será recordada durante años por el inmenso aporte hecho al desarrollo y educación de miles de caleños que transitaron por las aulas de esta institución que, gracias a su dedicación y esfuerzo, se fue posicionando entre las mejores de la ciudad y el país. Sin embargo, quienes la conocieron en persona la recordarán primero por la ternura con que trataba a los niños de su jardín, por el esmero que ponía en cada una de las actividades que realizaba, por su fijación por los detalles y la inagotable fuerza con la que trabajó en este proyecto durante más de 50 años hasta el día de su fallecimiento.
